Inmerso en la naturaleza y a una altitud de 3.500 metros sobre el nivel del mar, se encuentra uno de los tesoros más impresionantes de Cajamarca: el bosque de piedras de Cumbemayo. Este fascinante sitio arqueológico, situado a tan solo 40 minutos de la ciudad, alberga entre sus bosques una colección de esculturas líticas que embellecen el majestuoso valle de Cajamarca.
Las rocas esculpidas por la erosión cautivan a cada turista que explora estos parajes, resaltando el inicio del acueducto pre-inca, una destacada proeza de ingeniería hidráulica con más de 3.000 años de antigüedad. Este impresionante acueducto se extiende aproximadamente a lo largo de 8 kilómetros, dejando una huella indeleble de la habilidad y visión de aquellos antiguos constructores.
Desde el comienzo del sendero, se pueden contemplar majestuosas formaciones rocosas que adornan el paisaje, destacando contra el intenso cielo azul. Las figuras esculpidas en piedra, como conejos, gallos y camellos, reposan sobre las cimas de las erosiones, invitando a la imaginación de cada visitante a dar vida a más rocas.
Rodeada de exuberante vegetación, esta región alberga cuevas ocultas que resguardan grabados y petroglifos antiguos, testimonios de una profunda creencia religiosa en el poder vital del agua.
Acueducto preincaico: Una Maravilla de Ingeniería Hidráulica del Pasado
Esta impresionante obra, legado de los ancestros cajamarcanos, se estima que fue construida alrededor del año 1500 a.C., lo que la convierte en una de las estructuras más antiguas de Sudamérica.
Los canales de piedra que serpentean a lo largo de Cumbemayo representan uno de los legados más notables en los Andes peruanos, conservados hasta nuestros días bajo la protección del Ministerio de Cultura.
Lo más destacado de este sitio arqueológico a lo largo del tiempo son los grabados encontrados en las piedras que bordean el acueducto, los cuales han sido objeto de investigación por diversos arqueólogos.
Los descubrimientos, como el altar, la mesa de sacrificios, los escalones y los numerosos grabados tallados en las piedras, sugieren que este sitio pudo haber sido un santuario andino dedicado como ofrenda de gratitud a los dioses por el preciado regalo del agua a las tierras de Cajamarca.
Descubrimiento de Cumbemayo
El emblemático bosque de piedras de Cumbemayo fue descubierto de manera fortuita en 1937, cuando un trabajador de la hacienda San Cristóbal, propietaria de la zona en ese entonces, estaba llevando a cabo labores de limpieza.
Tras el descubrimiento de estas impresionantes figuras líticas, el arqueólogo Julio C. Tello, en ese mismo año, decidió emprender la apasionante tarea de investigar minuciosamente el complejo, desentrañando así los secretos que yacían ocultos en sus rincones.
Un destino que sin duda deja maravillados a sus visitantes, quienes quedan cautivados por el increíble trabajo de los antiguos pobladores y su magnífica arquitectura. Esto convierte a este lugar en uno de los favoritos de los turistas.
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